Perseverancia, hay un termino menos de moda, claro hay muchos pero me quiero referir a este que considero esta muy dejado a trasmano. Porque el mundo de hoy nos dice a toda voz, que cuando hay algún problema es momento para un cambio, un escape, una vacación, porque nosotros nos merecemos una salida, entonces para que perseverar…
Y si perseveramos, la mayoría de la veces no estamos perseverando, sino aguantando, que es algo diferente.
Yo aguanto porque no tengo otra posibilidad, porque no se me presenta nada mejor o porque no tengo las agallas para enfrentar un cambio. Ya sea por timidez, o porque realmente no me considero capacitado, o simplemente por comodidad yo me dejo estar en una cierta situación, aguantando. Resistiendo, si se quiere, o tal vez soportando, pero sabiendo íntimamente que a la primera posibilidad lo mejor es un escape.
Pero perseverar tiene relación con algo diferente, perseverar, va, desde mi punto de vista por mantenerse en un camino, no en una posición de “soportar lo que viene” sino de tomar los que viene viviéndolo, pero a la vez, sabiendo que es por algo mayor. El que persevera en su trabajo, no persevera porque no encuentre algo mejor, sino porque ante la adversidad es capaz de ver más allá, es capaz de darse cuenta de que esos problemas que enfrenta son sus problemas y de que nada se soluciona escapando, porque escapar es, evidentemente la pero salida.
Es difícil quizás el ejemplo del trabajo, pero donde la perseverancia cobra a mi gusto más significación, es en las relaciones humanas. Cuántas veces a la menor dificultad damos la espalda a quien tenemos al lado.
Hoy vivimos en una sociedad donde un concepto como la “estabilidad” esta muy manoseado, mal entendido y fuertemente desprestigiado. Es que la estabilidad no es un quedarse, no es un estancarse, como muchas veces tendemos a pensar, tampoco es “asegurarse”, porque esa “seguridad” sabemos que no existe. La estabilidad y la perseverancia, que para mí, muchas veces pueden ser lo mismo, son, no perder de vista la razón inicial, ni el horizonte.
Vuelvo al ejemplo de las relaciones humanas, pensemos en una pareja, perseverar implica no olvidar ese primer momento esa razón que llevo a constituir la pareja, no sólo no olvidarla uno, sino tampoco dejar que el otro lo olvide en un esfuerzo constante de mantener presente el, perdón por la expresión, “primer amor”. Estabilidad aquí, es a partir de este perseverar, en intima relación, mantenerte en eje, es decir, con el horizonte claro en ese “primer amor”, no salirse de uno mismo, dispersándose en pensamientos, y problemas imaginarios, no dejar de proteger esa conquista, ese valor inicial. En palabras más concretas no dejar que nosotros mismos nos constituyamos en trabas.
Parece quizás que estoy hablando en chino, pero lo que quiero decir es que muchas veces el mayor impedimento que tenemos para ser felices es nosotros mismos. Esto, en parte porque somos constantemente bombardeados, por “posibilidades” y “elecciones” que nos engañan haciéndonos pensar en una “que pasaría si…” y olvidándonos de los que realmente pasa.
La imaginación es la loca de la casa, decía sabiamente Santa Teresa, no debemos descuidarnos de ella, porque nos puede llevar en un segundo a mundos fantásticos pero tremendamente IREALES.
Así, caemos en un peligroso inconformismo, que mezclado amargamente con el terrible eslogan que nos dice “Tú te mereces…” nos lleva inevitablemente, la mayor parte de las veces al fracaso.
Porque yo me merezco una familia mejor, dejo mi familia, porque yo me merezco un trabajo mejor dejo mi trabajo, porque me merezco una casa mejor dejo mi casa, y entonces caigo en deudas soledades e incomprensión, y finalmente me veo sumido en el egoísmo, de vivir para mí mismo, y lo que me merezco.
Ejemplo practico, que fácil es en una pareja mirar hacia fuera, ver otra persona y pensar en todos los problemas que tengo, luego, imaginarme una vida sin problemas afuera, y salir a buscarla, dejando todo lo que tenia. Lo penoso, es que una vez que volvemos a comenzar, nos damos cuenta de que esa vida nueva que había imaginado tiene los mismos, o casi los mismos problemas que la vida pasada que deje. Y entonces, qué hacer, aguantar, porque no me queda otra, o salir una vez más a buscar soluciones externas, vidas ideales, o seguridades que no existen.
Y no sólo al exterior. Cuántas veces, nos miramos a nosotros mismos y nos encontramos protegiéndonos del mundo y de las personas para evitar problemas que en verdad, no tenemos porque, sumidos en problemas imaginarios no nos hemos podido encontrar con el mundo real. El problema es que se nos ofrece constantemente un mundo feliz, que en verdad no existe. Se nos ofrece una seguridad que no existe. Y no es que quiera ser un pesimista. Es que si nos somos capaces de encontrar felicidad en nosotros mismos, no la vamos a encontrar en otros, si no somos capaces de entregarnos, no vamos a tener seguridad. La única seguridad real es el amor.
Así, la perseverancia es querer perseverar en el amor, aunque todo se este hundiendo, aunque sea una locura, y esa locura es una locura a los ojos del mundo que ofrece una seguridad que no existe porque es en objetos y no personas y el amor se da entre personas y no con cosas.
La estabilidad es mantenerse en uno mismo, perseverando, volviendo constantemente a ese primer amor, en un trabajo, de darle espacios en la vida cotidiana, darle momentos, escuchando, acompañando, deteniéndose y siendo flexible.
En el trabajo es difícil pensarlo, porque muchas veces hacemos lo que no nos gusta, porque en el momento de comenzar a trabajar en nosotros imperaron criterios, que podríamos decir que quizás son absolutamente inválidos, cuando se pone en primer lugar a la persona. Así, invertimos buena parte de nuestras vidas en tener más cosas y no en ser mejores personas. Pero debemos saber que el problema que tenemos hoy, puede ayudarnos a crecer como personas si somos capaces de enfrentarlos con entereza, y que si huimos, no haremos más que postergar un poco algo que se nos va a volver a venir encima.
Repetimos constantemente que la verdadera felicidad, la alegría profunda esta en cosas simples, en el compartir y en el darse, pero somos muy malos para ponerlo en práctica.
Una Post Data, sobre la imaginación, siempre recuerdo la historia de la guitarra, un hombre va a pedir prestada una guitarra a una amigo, cuento corto, por el camino va pensando, “y si me dice que no, entonces yo le voy a explicar para que la quiero y él va a entender, y si aún así me dice que no, entonces yo voy a insistir”, y así va por el camino, pensando pero a la vez se va poco a poco enojando, y cuando llega a la casa de su amigo, toca el timbre este sale, y le dice “métete la guitarra por la …” se da media vuelta y se va… Nunca la pidió la guitarra, el otro nunca le dice nada, pero la imaginación le juega una mala pasada y por creer tener todas las respuestas, por querer estar preparado ante todas las situaciones, porque querer saber que decir “en caso de…” terminó peleando por nada.