viernes, noviembre 05, 2010
Letra Señores yo soy del Baker Nicasio Luna Lyrics
SEÑORES YO SOY DEL BAKER
Señores yo soy del Baker
esa geografia tan dura
mezcla de adversidad y belleza
donde prima la hermosura,
bendita esa tierra mía
enigmatia sin duda
donde muchos perdieron la vida
sin tener una sepultura...
Señores yo soy del Baker
mi nombre es Nicasio Luna.
Soy agradecido de Dios
de haber nacido en esos pagos
tranquilo suelo suereño
ese lugar donde me he criado
gloriosa esa tierra mía
donde muchos han luchado
trabajando un porvenir
que todavia no ha llegado
culpa de ese centralismo
hoy no progresa nuestro estado.
Disculpen si soy tan franco
pero quisiera aclarar
ni a mi gente, ni a mi tierra
me la pasan a llevar
yo exijo el debido respeto
por ese hermoso lugar
que no me vengan con plata
las conciencias a comprar
la memoria honorable del pionero
no me la pueden pisotiar.
Hoy el Baker esta en disputa
por las riquezas que encierra
mi gente esta dividida
si esto ya parece una guerra
como añoro aquellos tiempos
de libertad sin frontera
sin pedir derechos de agua
porque de todos comprendan
pero ellos eso no lo entienden
y asi no trabaja mi tierra.
Que no se imponga la muerte
por el derecho a vivir
ya son muchos los sufrimientos
que se han dejado hasta aquí.
Señores pido clemencia
porque creo en un porvenir
todos tenemos derechos
y no queremos sufrir
por intereses mezquinos
que nos quieren dividir.
Me he desagoda con mis rimas
añorando su atención
porque yo quiero a mi tierra
y no quiero destrucción,
por mi juventud no debiera
pero pido comprensión
creo que represento
al joven luchador
señores pido respeto
pa los dueños del fogon.
Ellos trajeron sus sueños
su familias y el amor
trajeron las tradiciones
el cariño y el honor
de haber nacido chilenos
haciendo patria si señor,
donde el Diablo nisiquiera
perder el poncho penso,
señores yo soy del pueblo
escuchen a su cantor.
Espero no sea tarde
y hablemos de corazón
que nos tomemos las manos
y hagamos la reflexión,
que la unión hace la fuerza,
por eso vale la unión,
que el futuro sea nuestro,
que nos inunde el perdón.
Que la tierra es nuestra casa
y protegerla
es nuestra obligación.
Nicasio Luna
lunes, julio 05, 2010
Je suis triste
Je suis triste,
qui aujourd'hui dans le matin,
mon ami Elie de la Taille est mort,
dans sa maison dans Mallarauco, Chili
qui aujourd'hui dans le matin,
mon ami Elie de la Taille est mort,
dans sa maison dans Mallarauco, Chili
jueves, marzo 18, 2010
Pumanque Marzo 2010
El martes después del terremoto, quedamos en que había que partir a alguna de las localidades, el peso de la urgencia así lo ameritaba. El miércoles en la mañana teníamos el nombre de Pumanque, después de ires y venires, a las 17 horas de miércoles salía la primera avanzada, con una camioneta Ford del 97 cargada hasta los alamitos y un Yaris en igualdad de condiciones, la avanzada era una comunidad de seis personas, de San Anselmo y San Benito, uno de ellos alumno.
Partimos a la nada, ninguno sabia que iba a necesitar, pero tampoco había espacio para llevar mucho, una carpa por si acaso, algo para comer, abrigo, linterna, agua, pilas, ropa de trabajo, teníamos noticias confusas de la ruta 5, así que nos arriesgamos por Melipilla-Rapel. El camino, más o menos tranquilo, aunque nuestra curiosa caravana, hacia que los que nos adelantaban por la carretera nos saludaran con la bocina dando su apoyo moral a la aventura.
Cruzamos Litueche, Alcones, Marchigüe, Población y no podíamos dejar de sobrecogernos por la acción del terremoto en todas las construcciones, y especialmente en las de adobe. Como a las ocho y media llegamos a Pumanque, buscando inmediatamente la Parroquia, y tratar de contactarnos con el Padre José Vergara, para ponernos a sus disposición.
La parroquia estaba en el suelo, un gran montón de escombros desde donde con trabajo habían logrado rescatar el copón, el calis y la patena, así como algunas imágenes religiosas y en especial la imagen de Nuestra Señora del Rosario de madera policromada, la patrona se salvo de milagro.
Nos instalamos en un centro deportivo municipal, donde armamos campamento, y el padre José, nos invitó a comer. Durante la comida, pudimos explicar más o menos quienes eramos, pero mejor que eso, el Padre nos pudo dar una idea de las necesidades y urgencias que tenia. Pidió ayuda para repartir las donaciones que le llegaba, había que distribuirlas lo antes posible, además había que trabajar en rescatar materiales de la Iglesia y de las casas del pueblo, como vigas, puertas, marcos y ventanas. Por último nos pidió un equipo que pudiera ir a ver a las personas y tomarse un tiempo con ellos, deben saber que Dios está con ellos en este momento, deben sentir el amor de Cristo en este instante, necesitan ser escuchados, han sido encuestados, pero no escuchados, hay una humanidad herida que debe ser acogida, y nosotros, la Iglesia como Madre debemos salir a su encuentro.
El jueves llego nuestra gente, al rededor de 80 voluntarios de los tres colegios del MAM, siguiendo el impulso del Párroco que hacia misa a las siete en el frontis e la Iglesia, instalamos ahí nuestro lugar de oración, y comenzamos a levantar un pueblo, sosteniendo un coro, luego divididos en cuadrillas, nos repartimos las tareas, una cuadrilla partió con el Párroco a hacer misión por el pueblo, otra a sostener nuestro monasterio, otros a labores de remoción de escombros, rescatar pertenecías y otros a repartir la ayuda a todas las pequeñas localidades de la zona, recorriéndola de punta a cabo.
Vivimos nuestro carisma eclesial poniéndonos en las manos del Padre José y desde ahí al servicio de la comunidad, sin olvidar nuestra forma de servir, desde la Iglesia y la comunidad.
Partimos a la nada, ninguno sabia que iba a necesitar, pero tampoco había espacio para llevar mucho, una carpa por si acaso, algo para comer, abrigo, linterna, agua, pilas, ropa de trabajo, teníamos noticias confusas de la ruta 5, así que nos arriesgamos por Melipilla-Rapel. El camino, más o menos tranquilo, aunque nuestra curiosa caravana, hacia que los que nos adelantaban por la carretera nos saludaran con la bocina dando su apoyo moral a la aventura.
Cruzamos Litueche, Alcones, Marchigüe, Población y no podíamos dejar de sobrecogernos por la acción del terremoto en todas las construcciones, y especialmente en las de adobe. Como a las ocho y media llegamos a Pumanque, buscando inmediatamente la Parroquia, y tratar de contactarnos con el Padre José Vergara, para ponernos a sus disposición.
La parroquia estaba en el suelo, un gran montón de escombros desde donde con trabajo habían logrado rescatar el copón, el calis y la patena, así como algunas imágenes religiosas y en especial la imagen de Nuestra Señora del Rosario de madera policromada, la patrona se salvo de milagro.
Nos instalamos en un centro deportivo municipal, donde armamos campamento, y el padre José, nos invitó a comer. Durante la comida, pudimos explicar más o menos quienes eramos, pero mejor que eso, el Padre nos pudo dar una idea de las necesidades y urgencias que tenia. Pidió ayuda para repartir las donaciones que le llegaba, había que distribuirlas lo antes posible, además había que trabajar en rescatar materiales de la Iglesia y de las casas del pueblo, como vigas, puertas, marcos y ventanas. Por último nos pidió un equipo que pudiera ir a ver a las personas y tomarse un tiempo con ellos, deben saber que Dios está con ellos en este momento, deben sentir el amor de Cristo en este instante, necesitan ser escuchados, han sido encuestados, pero no escuchados, hay una humanidad herida que debe ser acogida, y nosotros, la Iglesia como Madre debemos salir a su encuentro.
El jueves llego nuestra gente, al rededor de 80 voluntarios de los tres colegios del MAM, siguiendo el impulso del Párroco que hacia misa a las siete en el frontis e la Iglesia, instalamos ahí nuestro lugar de oración, y comenzamos a levantar un pueblo, sosteniendo un coro, luego divididos en cuadrillas, nos repartimos las tareas, una cuadrilla partió con el Párroco a hacer misión por el pueblo, otra a sostener nuestro monasterio, otros a labores de remoción de escombros, rescatar pertenecías y otros a repartir la ayuda a todas las pequeñas localidades de la zona, recorriéndola de punta a cabo.
Vivimos nuestro carisma eclesial poniéndonos en las manos del Padre José y desde ahí al servicio de la comunidad, sin olvidar nuestra forma de servir, desde la Iglesia y la comunidad.
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