Cuesta pensar y hacer cualquier cosa con calor.
Quizás por eso los intelectuales que uno admira, los escritores que leemos muchas veces son de países fríos. Aunque hay grandes escritores de países cálidos también. Estoy pensando en poetas y escritores cubanos por ejemplo o algunos intelectuales brasileños.
Así la excusa del calor parece desplumarse. Una lástima, era confortante pensar qué, por culpa del calor es que no puedo escribir.
Estoy escribiendo ahora con calor. El verano es así, uno tiene más tiempo pero el tiempo se hace pesado, como si el aire y el tiempo fueran juntos, su pesadez aturde por todos lados.
Según la física la temperatura debiera hacer más liviano el aire, separar las partículas, pero no... se hace pesado, cansador. Como un reloj con poca pila, su segundero insiste pero el horario y el minutero no quieren más guerra.
Bien nos salva en estos días una cerveza bien fría.
Para refrescarnos y ponernos creativos, salud.
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