Éramos los hijos de Dios, herederos del mundo, el pueblo elegido, y preferimos convertirnos en animales antes de llevar nuestra dignidad con orgullo.
Éramos los dueños del mundo, los amos de todas las especies, y preferimos convertirnos en parásitos devoradores, antes de cuidar nuestro patrimonio.
Ahora nos enorgullece nuestra ciencia, nos quedamos en el bienestar, exigimos nuestro derecho al libertinaje y damos la espalda a todo lo que nos recuerde lo que fuimos.
Vivimos desencantados del mundo, perdimos la alegría y no sabemos que hacer mientras se nos cae el mundo encima.
Éramos los hijos de Dios, pero nosotros preferimos ser animales, no queremos saber de culpas y nos sentimos culpables, creemos saberlo todo y no nos damos cuenta que no sabemos nada.
Que somos y quienes somos ahora. A donde apunta nuestro anhelado progreso.
Creo que bienestar no es lo mismo que felicidad y la felicidad esta acompañada de una profunda alegría de vivir.
¿Es eso lo que nos caracteriza?
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